El
poeta y el califa
Hubo una vez un califa aficionado a la poesía.
Leyendo y leyendo, desarrolló una extraña facultad: era capaz de memorizar
cualquier composición después de escucharla una sola vez.
Uno de
los sirvientes del califa poseía una habilidad similar a la de su señor: le
bastaba con escuchar dos veces un poema para repetirlo exactamente igual y
recordarlo para siempre.
Un día llegó a aquel reino un joven poeta. El
muchacho expresó al califa su deseo de recitar un poema que había compuesto especialmente
para él. El califa accedió pero antes puso sus condiciones:
-
Debe ser un poema original, algo
que yo no haya escuchado nunca antes.
-
¡Oh, sí, señor! No he copiado
estos versos. Los he compuesto para vos.
-
Si es así, te pesaré a ti con las
tablillas de madera en las que llevas escrito tu poema y te entregaré ese peso
en oro. De lo contrario, serás despojado de todo lo que tienes -dijo el califa
sonriendo maliciosamente.
El joven recitó su obra y cuando el joven
terminó el califa exclamó:
-
¿Y tú te atreves a presentarte
ante mi diciendo que me has escrito ese poema? Yo conozco desde niño la poesía
que acabas de recitar. Escucha.
Y el califa repitió el poema sin olvidar una
sola palabra. El joven no daba crédito a lo que estaba oyendo pero su sorpresa
fue aún mayor cuando el califa añadió:
-
No solo yo. Cualquiera de mis
criados podría recitar esa composición: es muy conocida. A ver... ¡tú! y se
dirigió al sirviente capaz de memorizar los poemas-, ¡ven aquí y recítala!
El sirviente también repitió la poesía al pie
de la letra. Después el joven poeta fue despojado de todo lo que llevaba y,
entre burlas, fue expulsado del palacio del califa.
Pasó el tiempo y, un día, alguien le habló al
poeta de la habilidad del califa y de su sirviente para memorizar poemas.
Entonces, el joven decidió darle un escarmiento al califa. Para ello, se
disfrazó de extranjero y se presentó de nuevo en el palacio.
-
Si recitas algo desconocido para
mí, te daré tu peso y el del poema en oro. Si no, serás castigado -repitió de
nuevo el califa.
El poeta entonces comenzó a recitar una
composición repleta de palabras extrañas, giros rebuscados y versos larguísimos
muy difíciles de memorizar.
Cuando el joven acabó, el califa miró a su
sirviente y lo encontró tan desconcertado como estaba él: ninguno de los dos
había logrado retener nada de aquel complicado poema.
-
¡Ejem…! En efecto, tú poema es muy
original: nunca lo había oído antes. Te daré lo prometido - dijo el califa.
-
Bien, señor, pero ha de saber que
en mi país acostumbramos a esculpir en piedra los poemas. Así que mandad a
vuestros sirvientes que pesen las enormes losas de mármol he dejado a la
entrada del palacio.
Y el califa, para no faltar a su palabra, tuvo
que darle al joven una buena cantidad de oro. Y, por supuesto nunca intentó
engañar a ningún otro poeta.
Cuento
popular oriental.
1.¿Qué
habilidad especial tenía el califa? ¿Y su sirviente? Explica
2. Inventa un
nombre oriental para cada uno de los personajes de la historia.
3. Busca en el
diccionario y escribe el significado de estas palabras y expresión, en el
contexto donde se desarrolla el relato.
Califa-Despojar-No dar crédito-Escarmentar
4.Reconoce y
escribe los dos sinónimos de la palabra desconcertados.
Desorientados–Confundidos–Cansados– Disgustados
5. ¿Sobre qué
material estaba escrita cada composición que el poeta recitó ante el
califa? (oraciones completas)
Explica
por qué es tan importante este detalle en la historia.
6.¿Conocía el califa la primera composición del poeta? ¿Por qué se enfadó tanto?
6.¿Conocía el califa la primera composición del poeta? ¿Por qué se enfadó tanto?
¿Había
copiado el poeta su primera composición? ¿Y la segunda?
7.Contesta justificando tu respuesta.
7.Contesta justificando tu respuesta.
¿Qué
te parece la conducta del califa?
¿Crees
que el poeta consiguió engañar al califa al final del cuento? ¿Te parece bien
lo que hizo? ¿Por qué?
8.Inventa un nuevo título para este cuento. Repaso de Prefijos y sufijos
8.Inventa un nuevo título para este cuento. Repaso de Prefijos y sufijos
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